Lesiones más frecuentes de codo: epicondilitis y epitrocleitis.

Las lesiones tendinosas del codo son las lesiones más frecuentes que sufre esta articulación. Existe una incidencia alta en los deportistas y por ello relacionamos comúnmente la lesión del codo de tenista con la epicondilitis y la lesión codo de golfista con la epitrocleitis.

 

Anatomía del Codo

A groso modo, en el antebrazo podemos encontrar dos grupos musculares:

  • Músculos epicondíleos (en la parte externa del antebrazo) se sitúan desde el epicóndilo hasta la cara dorsal de muñeca y mano. Su función es la de extender muñeca y dedos.
  • Músculos epitrocleares (en la parte interna del antebrazo) se sitúan desde la epitróclea hasta la cara palmar de muñeca y mano. Su función es la de flexionar muñeca y dedos.

Y como todo tipo de tendón son susceptibles de sufrir alguna patología en esos tendones, que pueden ser:

  • Tendinosis: Se trata de una lesión degenerativa dentro del tendón. No hay inflamación, sino focos de degeneración en las fibras tendinosas. Es de larga evolución pudiendo progresar hacia una calcificación e incluso necrosis.
  • Tendinitis: Hay inflamación, que asienta en las estructuras paratendinosas, afecta a grandes tendones como el tendón de Aquiles o el rotuliano.

Causas

Las lesiones tendinosas se producen habitualmente por 3 principales mecanismos:

  • Traumatismos. Golpes
  • Sobresfuerzo excesivo
  • Movimientos repetititvos

Epicondilitis o codo de tenista

Síntomas

Dolor focalizado en epicóndilo con irradiación proximal o distal, el cual puede acentuarse al dar la mano, levantar una taza o tratar de abrir una puerta. La patología puede incluir microlesiones tipo ruptura de fibras tendinosas hasta microavulsión del tendón, con inflamación secundaria del epicóndilo a lo que llamamos tendinosis.

Una epicondilitis de origen inflamatorio o aguda (aparece de repente) generalmente se debe a un esfuerzo excesivo, un golpe o un mal gesto. El tratamiento consistirá en antiinflamatorios y reposo absoluto de la actividad causante de la misma. Lo normal es que se solucione en 2 ó 3 semanas.

La epicondilitis con más de 4-6 semanas de evolución y con aumento de molestias de forma progresiva está relacionada con la ejecución de movimientos repetitivos a largo plazo que han llegado a producir micro-roturas tendinosas que a la larga resultan en una degeneración de estos tejidos. Los antiinflamatorios pueden aliviar temporalmente el dolor, pero no curarán la lesión. Este tipo de epicondilitis puede llegar a durar años si no se aplica un tratamiento adecuado, y cronificarse.

Tratamiento

Pequeños tratamientos que pueden aliviarnos son:

  • Hielo sobre el epicóndilo (unos 10 minutos 4 veces al día).
  • Inmovilización de la muñeca. Restricción de los movimientos, particularmente de la supinación.
  • Antinflamatorios.
  • Y tras el periodo de reposo, ejercicios isométricos de agarre y de extensión de la muñeca.

Cuando esto no funciona la siguiente opción es la infiltraciones de anestésico local con corticoides. Asociando en ocasiones fisioterapia con tratamientos no invasivos, y en el caso de no mejoría tratamientos de fisioterapia invasiva con electrolisis percutánea o EPI. No es recomendable repetir las infiltraciones con corticoide de forma repetida ya que favorecemos al daño del tendón.

En casos de deterioro del tendón o tendinosis, las opciones pasan por realizar de forma percutánea un tratamiento con plasma rico en plaquetas o factores de crecimiento.

Epitrocleitis o codo de golfista

Síntomas 

Dolor en zona epitroclear que puede irradiarse a zona proximal o distalmente, frecuente con dolor e hipersensibilidad a la palpación. Es consecuencia de ejercicios mayormente de pronación, repetitivos, como martillar, cargar, sacar un tornillo o impacto constante. Esto causa microtrauma con ruptura de las fibras tendinosas y posteriormente inflamación secundaria. Es un problema mucho menos frecuente que la epicondilitis lateral o externa.

Tratamiento

Los tratamientos que podemos aplicarnos son:

  • Hielo (unos 15 minutos  4 veces al día)
  • Inmovilización.
  • Restricción de supinación y pronación del antebrazo y ejercicios que movilizan el codo.
  • Antiinflamatorios.

Similar a la epicondilitis, cuando esto no funciona nos quedan como último recurso las infiltraciones de anestésico local con corticoides. Asociando en ocasiones fisioterapia con tratamientos no invasivos. Igualmente, no es recomendable repetir las infiltraciones con corticoide de forma repetida ya que favorecemos al daño del tendón.

En casos de deterioro del tendón o tendinosis, las opciones pasan por realizar de forma percutánea un tratamiento con plasma rico en plaquetas o factores de crecimiento.

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