En muchas ocasiones hablamos de qué son los tratamientos con Terapias Regenerativas, dónde los aplicamos y cómo los aplicamos.
Pero, además del tratamiento realizado por el equipo con una experiencia amplia en Medicina Regenerativa como es ITRAMED, también debemos tener en cuenta que el paciente tiene un papel muy importante en la evolución y la recuperación de las lesiones.
Son muchos los factores que dificultan la regeneración de los tejidos. La edad es uno de los más influyentes que no podemos modificar. Sin embargo, otros como hábitos tóxicos (tabaco o alcohol), desnutrición, enfermedades crónicas, fármacos, sedentarismo o actividad física, son factores sobre los que podemos influir reduciendo el impacto negativo que tienen en los tejidos y favorecer así una mejor recuperación de las lesiones.
El paciente tiene un papel muy importante en la evolución y recuperación de las lesiones.
Así mismo, hasta el 50% de la evolución satisfactoria de la lesión está relacionada con los cuidados que el paciente lleva a cabo.
Para que tú puedas conseguir una evolución favorable de las molestias te contamos a continuación lo que debes tener en cuenta.
Consejos para una mejor evolución de las Terapias Regenerativas
Es importante respetar el reposo relativo adecuado, siguiendo las pautas que el profesional nos haya indicado. En pocos casos está indicado el reposo absoluto, ya que tiene repercusiones negativas sobre el tono muscular y dificulta la recuperación posterior de las lesiones. De forma habitual, dependiendo del alcance de la lesión el reposo indicado es un reposo relativo. Este reposo está caracterizado por la realización de actividades tranquilas de la vida diaria como dar un paseo corto o actividades de ocio sin gran esfuerzo físico, siendo importante realizarlas siempre y cuando se puedan realizar sin la aparición de dolor.
Dentro del reposo relativo que hablábamos en el párrafo anterior, se debe añadir ejercicios isométricos y pasivos musculares al inicio de la recuperación de la lesión. Durante las primeras semanas se debe evitar actividad de impacto como saltar, correr o realizar giros en caso de lesiones de miembros inferiores (tobillo, cadera, rodilla, pie, pierna), sin embargo, la actividad tipo bicicleta estática con resistencia o caminar por el agua son ejercicios iniciales que están muy indicados en estas primeras semanas. Además, el ejercicio de fuerza está indicado en fases más avanzadas de la lesión, habitualmente pasadas unas 6 semanas desde la aparición de la lesión, aunque siempre debe consultar con el profesional que realiza el tratamiento.
Es fundamental mantener un trabajo muscular de mantenimiento y recuperación de las lesiones.
¿Frío o calor?. La respuesta depende del tipo de tratamiento realizado, por eso siempre debemos preguntar al profesional. El frío tiene un efecto local antiinflamatorio, analgésico y vasoconstrictor (disminuye el riego sanguíneo) que es utilizado habitualmente en procesos post-quirúrgicos, aunque cada día menos utilizado ya que se ha visto que el efecto antiinflamatorio que tiene sobre lesiones agudas es contraproducente para la cicatrización de los tejidos. El calor, sin embargo, tiene un efecto contrario al frío favoreciendo la inflamación en el periodo inicial de la lesión, y favoreciendo un aporte mayor de riego sanguíneo que favorece el proceso de cicatrización de los tejidos. Habitualmente, el calor es utilizado tras la realización de las terapias regenerativas, siendo las 24 primeras horas las más importantes para su aplicación.
Se ha visto que el frío local tiene un efecto antiinflamatorio que es contraproducente para la cicatrización de los tejidos.
Pasadas unas semanas tras la lesión es importante adaptar una rutina de trabajo deportivo o actividad física que favorezca la readaptación de las lesiones, el equilibrio biodinámico y el fortalecimiento muscular. Los preparadores físicos son profesionales son expertos que adaptan tipos de ejercicios y rutinas a las características de cada lesión y persona.
En ocasiones las lesiones más complejas o complicadas, necesitan asociar tratamientos de fisioterapia para relajar zonas sobrecargadas por el trabajo inicial, readaptar la musculatura y prepararla para un nuevo trabajo de exigencia articular o muscular.
El calzado es muy importante a la hora de volver a realizar una actividad física tras una lesión deportiva. Es aconsejable consultar con un podólogo un estudio biomecánico de la pisada y adaptar tu pisada con plantillas a medida.
Durante todo el periodo de recuperación de las lesiones es de vital importancia llevar una alimentación equilibrada y adaptada al nivel de actividad actual. Tras sufrir una lesión el nivel de actividad física diaria disminuye y se debe adaptar la ingesta calórica al gasto en ese momento, regulando la ingesta de hidratos de carbono. Es importante, en este periodo tener un aporte extra de proteínas para favorecer la recuperación de los tejidos. Las proteínas ideales son aquellas que contienen las legumbres (lentejas, alubias, garbanzos, guisantes, soja), el pescado y la carne.
No debemos olvidarnos de una buena hidratación, el agua es la reina de la hidratación, y aunque no realicemos actividad física, nunca debemos olvidarla.
La mejor forma de adaptar nuestra alimentación al periodo de lesión es consultado con un nutricionista que nos adapatará la dieta y nos aportará pautas para conseguir un equilibrio nutricional.