La relación entre el clima y el dolor articular es un tema recurrente, especialmente entre aquellas personas que sufren de condiciones como la artritis. Muchos reportan un aumento en el dolor de sus articulaciones con cambios climáticos, particularmente cuando baja la temperatura o antes de una tormenta, ¿Pero qué dice la ciencia sobre esto? ¿Es realmente posible que el clima afecte nuestras articulaciones o es solo un mito? 

La percepción del dolor articular y el clima

La idea de que el clima afecta las articulaciones no es nueva. Históricamente, las personas con artritis y otras enfermedades reumáticas han informado que sus síntomas empeoran con el frío, la humedad o los cambios en la presión barométrica. Aunque los estudios científicos han mostrado resultados mixtos, hay evidencia suficiente para tomar en serio estas afirmaciones.

¿Qué dice la ciencia?

Estudios recientes sugieren que no es el frío, sino la humedad y los cambios en la presión barométrica los que tienen mayor impacto en el dolor articular. La teoría más aceptada es que los cambios en la presión pueden causar una expansión o contracción de los tejidos y fluidos que no están completamente equilibrados dentro del cuerpo. Esto resulta en dolor, especialmente en articulaciones dañadas o enfermas.

Factores climáticos que pueden afectar las articulaciones

  1. Temperatura: Bajas temperaturas pueden aumentar la viscosidad del líquido sinovial, haciendo que las articulaciones se sientan rígidas y menos flexibles. Esto puede agravar la sensación de dolor.
  2. Humedad: La humedad puede hacer que los tejidos inflamados se hinchen más, lo que puede aumentar la presión dentro de las articulaciones y exacerbar el dolor.
  3. Presión Barométrica: Una caída en la presión barométrica, que a menudo precede a una tormenta, puede permitir que los tejidos corporales se expandan, incrementando la presión sobre las articulaciones y, por ende, el dolor.

Cómo manejar el dolor articular asociado al clima

Si bien no podemos cambiar el clima, sí podemos tomar medidas para minimizar el impacto del clima en nuestras articulaciones:

  • Mantenerse caliente: Usar varias capas de ropa y calentar las articulaciones con mantas eléctricas o almohadillas térmicas puede ayudar a reducir la rigidez.
  • Ejercicio regular: La actividad física mejora la circulación y ayuda a mantener la movilidad articular.
  • Hidratación: Beber suficiente agua es esencial para mantener la lubricación de las articulaciones.
  • Suplementos: Algunos estudios sugieren que los suplementos como la glucosamina y condroitina pueden ser útiles para algunas personas en el manejo del dolor articular.

Conclusiones

Aunque la relación entre el clima y el dolor articular no está completamente entendida, es claro que muchas personas experimentan un aumento en sus síntomas relacionados con ciertos cambios climáticos. Aceptar y entender que estos factores pueden influir en cómo nos sentimos puede ser el primer paso para manejar mejor estos síntomas. Consultar con un médico sobre las mejores estrategias para manejar el dolor articular en relación con los cambios climáticos es siempre una buena idea.

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